Jordi Saval, Tous les matins du monde
Hubieron dos libros básicos para mí al inicio de mi climaterio: “A mis socias de la vida” de Marcela Lagarde apareció al cumplir los 46 años, un año de profunda crisis personal. Me hizo reflexionar sobre tres conceptos fundamentales para la mujer: autonomía, liderazgo femenino y amor romántico. Fue esclarecedor, tener un espejo donde mirarme y mi entrada al mundo del feminismo. Una enorme puerta se abrió al descubrir a aquellas maestras tan poco presentes en mi “anterior” vida. Fue darme cuenta de mi hasta entonces relación con las mujeres y empezar nuevos lazos entre nosotras, por fin empecé a incluirme cuando hablaba de las mujeres, parece mentira pero tendía a decir “las mujeres son”, como si yo me negara ser parte. Me di cuenta de cuan atravesada estaba por una educación patriarcal, romántica, que tendía siempre a poner a la “relación de pareja” como eje central en mi vida, sintiéndome yo realizada a través de un hombre. Fue empezar a reconstruirme el pensamiento y esto a su vez fue trayendo otro cuerpo, que también necesité trabajar en profundidad.
El otro libro es “La sabiduría de la menopausia”, de Christianne Northrup. Si no conoces a esta mujer, googleala, corre a la librería a comprarlo y si tienes hija adolescente, regálale “Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer”, ambos ejemplares os traerán muchas luces. En “La sabiduría de la menopausia” la autora presenta de manera clara y sencilla todo aquello que una mujer debe saber para navegar más tranquila y tomar sus propias decisiones entorno a este proceso. Dedicada durante toda su vida al cuerpo de la mujer como médica holística, no escribió este libro hasta pasar por el proceso, así que aparte del contenido médico y científico, encuentras también a una mujer como todas nosotras, que narra con sinceridad sus devenires personales y eso ayuda mucho a entender.
No es fácil navegar por el climaterio en nuestra sociedad en la que a las mujeres nos piden eterna juventud, jovialidad, entrega, belleza, sonrisas… No es fácil porque una se siente como entre dos aguas, cruzando un puente, a veces muy segura de ir hacia delante, como movida por un impulso muy fuerte, y a veces frenada por su entorno o por si misma. Es una época en la que la valentía de dejar salir aquello que quizás se postergó durante años y parece nacer desde la intuición, no desde algo “racional”, toma tremenda fuerza, y a veces asusta, pues la intuición femenina, al servicio de otros es considerada maravillosa, pero si está contando algo para nosotras mismas, es otro cantar: nos hemos vuelto “locas”. Y según de quien nos estemos rodeando, nos lo creemos o no.
«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud
El climaterio es en buena medida, una etapa para hacer balance a nuestra salud, entendiendo ese término desde la escueta y maravillosa definición que nos ofrece la OMS; un proceso de limpieza en todos los sentidos, físico, emocional, mental y social. Nos pide sentarnos ante nuestra salud y empezar a cribar, soltando aquello que ya no sirve. Es por ello una época de duelo, que pide aceptar el dolor de algunas pérdidas, la rabia intrínseca a dicho proceso, hasta llegar a la aceptación. Durante un proceso de duelo hay necesariamente que parar, que tomarnos el tiempo para sentir. Y todo esto conciliado con la vida de ahí “afuera”: trabajo, familia, economía…Ni te cuento.
El climaterio es un proceso absolutamente personal. Cada mujer llevamos en nuestro camino una mochila propia. Y nadie debería decirle a otra qué debe hacer con su vida. No hay una fórmula cerrada para todas y eso es además lo más interesante: separarnos completamente de la idea normalizada en la sociedad de mujeres en serie. Sin embargo, a través del compartir con amigas y mujeres que asisten a mis talleres puedo asegurar que tenemos mucho en común, que somos espejos las unas de las otras, que juntarnos para contarnos, además de reconfortar, apoya de manera positiva el proceso. En algunos casos, a las mujeres muy atravesadas por la culpa, el escuchar a otras nos ayuda a transitar más resueltas, a comprender lo que nos pasa, a tomar decisiones que solas no tomaríamos, a empezar a ver todo el proceso con más sentido del humor. El climaterio es un proceso individual, sí, pero no tiene porque ser solitario. Crearnos un grupo de mujeres con las que compartir es sanador y enriquecedor, tenemos tanto que aportarnos las unas a las otras.
Cuando llegué a mi climaterio y por fin entendí lo que pasaba a nivel físico, me empecé a interesar por buscar material que me permitiera transitar este proceso de una forma lo más autónoma posible, trabajar el auto-cuidado, haciéndome cargo de mi salud energética, la que siempre considero primer pilar. Me parecía importante no recurrir a los fármacos de primeras. Debo decir aquí que siempre he sido bastante crítica con la medicina y su trato a la sexualidad de la mujer. Buceé de forma auto didacta. Siguiendo recomendaciones de otras mujeres, estudiando a varias autoras, me interesé más a fondo por lo que ofrecían las disciplinas orientales. Esto se debió a un pequeño dato que sin embargo me pareció significativo, y es que las mujeres orientales no padecen los síntomas típicos de la mujer occidental: ni sofocos, ni ansiedad, ni sequedad vaginal… Se nos habla mucho de que tienen una dieta más rica en isoflavonas, por la soja, es cierto, pero poco se nos dice que en las culturas orientales el cuidado de la salud energética por medio de ejercicios es algo normal a lo largo de toda la vida y estoy convencida que esto influye mucho. Esto me inspiró a formular una rutina energética acorde a la mujer occidental pre menopáusica, que sirviera de prevención a lo largo del climaterio, ayudando a mitigar los famosos síntomas que solemos tener. La puedes encontrar en mi canal YouTube., es uno de mis vídeos más visitados.
Fui aplicando primero en mi misma y luego en mujeres de diferentes pueblos de la provincia de Granada que recibían la información como si de un valeroso regalo se tratara: estamos deseando tener recursos propios para esta etapa, estamos deseando hablar de ello con tranquilidad…
Desde hace una década, dedico parte de mi trabajo a acompañar grupos de mujeres, ofreciendo talleres y charlas compartiendo aquellas herramientas que me sirven, aquellos datos médicos que estimo necesarios para un entendimiento del proceso hormonal, así como lo que voy aprendiendo sobre feminismo y políticas de mujeres, aquellas teóricas que me van interesando en mi camino personal, que me urge sacar a la luz, es decir traer a nuestro cotidiano. Y cada vez más presente en el taller, un camino espiritual propio, un querer compartir algo más allá de lo tangible, a través de la meditación y del estudio del Sagrado Femenino.