Algunas de mis amigas me van a mandar un mensaje hoy diciendo, pero qué dices, y por eso antes de seguir leyendo, quiero dejar claro que me encanta tanto el yoga como el Qi Gon pero creo que hay que ponerse en buenas manos porque todo lo que toca el «mainstream» tiende a patriarcalizarse todavía.
Así que si eres maestra de yoga, de Tai Chi, de Chi Kun te invito a revisar de dónde proviene la fuente de tu conocimiento y si estás trabajando con mujeres, asegúrate que las prácticas que ofreces se adapten al cuerpo de ellas, igual que si trabajas con hombres habrá cosas que tienes que hacer distintas, pero normalmente son las que hacemos universales: las pensadas para hombres.
¿Por qué las tradiciones espirituales nos alientan a meter la pelvis y la barbilla?
Te ofrezco algunas reflexiones y opiniones, basadas como siempre en mis experiencias y mis estudios en Cuerpo consciente y Sagrado Femenino y también en un. texto de una mujer llamado Liz Koch, maestra como yo de consciencia corporal.
El orgasmo de cuerpo completo y el Eros (eso que ahora llamamos bienestar) se encuentran en el movimiento dinámico de la lengua hacia la cola, es decir en nuestro caso, el sacro y muy en particular, el coxis.
Los cuerpos de los mamíferos siguen teniendo cola y no la meten hacia adentro continuamente pero nosotres sí, tenemos ese modelo contraído, una postura educada y literalmente «asentada» por el sendentarismo (dichosas sillas y sofas…). los mamíferos sólo hacen ese gesto como expresiones de dolor, miedo y sumisión. Cuando están felices tienden a tener una cola «despierta, móvil y presente». ¿Sabes dónde anda tu sacro y tu coxis, querida?
Redondear la columna (encorvarse) es un gesto de retorno al Yin, a la energía femenina, que es un flujo continuo (movimiento) de plegamiento y desarrollo, assi como en la respiración inspiras, expiras, aquí pliegas, despliegas pero estar encorvada es como si solo estuvieras expirando…, no puede ser una postura permanente.
Las tradiciones de movimiento oriental (tipo yoga) u occidental («gimnasia», «pilates», etc…..) son formas predominantemente masculinas adaptadas a los cuerpos de las mujeres porque somos más consumidoras, pero no parten de nuestras necesidades motrices profundas, no parten del estudio del cuerpo femenino.
Cierto que hay cada día más mujeres recuperando las tradiciones de las yoginis o de las daikinis en budismo pero así todo, lo que encuentras en la calle, el yoga «mainstream» está diseñado por y para un cuerpo de hombre. Y también hay que decirle, demasiadas mujeres con ansias de dar la información pero con poca preparación para darla. Para mi modo de ver, demasiados cursos, charlas, retiros de tantra, de liberación del útero, de apertura de la kundalini… Estás jugando con tu energía, querida. Infórmate.
La pelvis de las mujeres contiene el útero de toda la vida humana, un órgano increíble, flotante, que los hombres no tienen. Este sagrado órgano que es músculo igual que el Corazón, está literalmente suspendido por ligamentos y se ve profundamente afectado por el control mental o muscular sobre la pelvis.
Intentar ajustarse a los estándares masculinos altera el equilibrio pélvico natural de la mujer e interfiere con todos los aspectos de sus ciclos y ritmos: menstruaciones, embarazo, dar a luz y amamantar y por supuesto también menopausia.
Al propiciar una postura que parte de un movimiento de contracción de la pelvis, se bloquea la energía que debería fluir desde el útero hacia el resto del cuerpo. (placer, bienestar, cosquillitas en el bajo vientre que se expande por todo tu cuerpo, orgasmo, sí, sí).
Por ello se explica, desde lo corpóreo, que algunas mujeres tengan falta de líbido o sequedad vaginal. Habrá que mirar por supuesto muchos otros aspectos que afectan, pero el cuerpo es el guardián de la memoria, del subconsciente: si abres el cuerpo, empiezas a tocar las joyas de la corona de la sexualidad femenina. Basta de tanta teoría, bajemos al cuerpo, a entenderlo y a gozarlo.
La industria del fitness, cuando se esfuerza por lograr una pelvis demasiado extendida y demasiado concentrada en los músculos abdominales, altera la integridad pélvica femenina.
La mayoría de los sistemas posturales se centran en la pelvis masculina e idealizan un cuerpo masculino blanco y militar.
La autora Resmaa Menakem se refiere a este cuerpo blanco idealizado como el «estándar por el cual se medirán todos los cuerpos«, es decir: un cuerpo que se castiga, un cuerpo en guerra contra él mismo. Y créeme que el militar lo llevamos todas y todos bien adentro…
Las mujeres no tienen que imitar a los cuerpos masculinos para conseguir la equidad, de hecho tenemos que dejar de hacerlo, ya sabemos a dónde nos lleva salir a medirnos, a competir desde los estandartes masculinos estereotipados. Tendremos que aprender a usar esa energía yan que también nos corre adentro, esa corriente de energía masculina que cuando quiere algo va a por ello, es por supuesto también nuestra, pero habrá que aprender a manejarse para no caer en las mismas redes de lo que tanto criticamos.
También se acabó el tiempo de sobre analizarse en terapias eternas, repetitivas como «bajar a la cueva», «conectar con tu sombra, con tu herida, con tu niña interna». Eso es habitar las peores caras de los arquetipos de la niña y la víctima: ambas te hablan de tu poder de RESILIENCIA, y desde ahí harás de tu herida un acto de servicio, transmitiendo a otras tu experiencia de sanación.
Se acabó tomar una y otra sustancia que alteran la mente solo para intentar cambiar de forma y transformarte. Abre tu mente de vez en cuando utilizando una planta sagrada, ten una visión y ponla en marcha.
Se acabó hacer rituales a gogo sin ton ni son, probando esto y luego aquello, con más superstición que conocimiento de las artes esotéricas…
Nuestra naturaleza es cambiar de forma, literalmente; somos movimiento, ciclo, onda. Conocemos el ciclo de vida y muerte a la perfección.
Lo que de verdad necesitamos es RECORDAR Y RESTABLECER EL MOVIMIENTO ORGÁNICO Y PRIMAL DEL CUERPO FEMENINO, un movimiento que nos devuelva el placer del EROS PRIMIGENIO, ese que hoy, en un lenguaje políticamente correcto hemos llevado a nombrar como bienestar, o estilo de vida saludable, porque también el patriarcado demonizó la palabra erotismo y su concepto y hoy todavía nos da cosa decir que somos eróticas, pero, mujeres, debemos serlo para salir de esa guerra contra la humanidad..
Sabemos desde los estudios antropológicos feministas que las sociedades sexualmente más activas , es decir tranquilas con el sexo y sus múltiples maneras de ser, son más pacíficas. Sabemos que un cuerpo colectivo que tiende a bloquear el placer acepta y ejerce la violencia directa o indirectamente. Si no lo sabes, busca a Rianne Eisler ,»Placer sagrado»
Incómodo, ¿verdad?, darse cuenta que somos parte responsable y que podemos actuar en consecuencia para aportar nuestro granito de arena, que aunque minúsculo puede transformar un mundo entero…Yo más que incómodo lo encuentro retador y como tengo esa tendencia, pues la pongo a tu servicio.
Querida, cualquiera que sea la tradición, la técnica que estés explorando, me resulta importante recalcar que hay que separarse del cuerpo Cultural, o tradicional o religioso, sí, pero no te olvides del principal cuerpo colectivo que habitamos y que podemos desmontar el contracturado, estresado, deprimido y violento cuerpo neo liberal.
Devolvernos a ese cuerpo Animal como parientes de toda la vida mamífera no nos vuelve ni tontas ni prehistóricas, sino todo lo contrario. Nos devuelve a la dimensión no violenta del Planeta.
Si empezamos a habitar ahí, damos grandes pasos para apoyar el cambio de paradigma. No te creas que no puedes hacer nada desde tu casa, puedes hacer mucho, muchísimo para elevar la vibración de este cuerpo que compartimos y restaurar el placer como una normalidad colectiva.
No estamos separadas de la Madre Tierra, somos vida enredada.
El 8 de noviembre, empezamos el MÓDULO ONLINE, MUJERES Y PLACERES, dedicado a Eros, sí.
EXPLORAR, RECONOCER Y RECONECTAR con la pelvis y más específicamente el sacro, coxis y el útero.
También aprenderemos a mantener la onda de energía profunda que viaja desde la lengua hasta el coxis y que irradia placer de una manera estable y continuada.
Realizaremos primero una práctica de limpieza energética de tu memoria uterina (tuya y también con tu transgeneracional) para luego empezar a poder escuchar su latido a través de una meditación en movimiento.
Todo esto, entregado a lo largo de tres sesiones online, un cuaderno de trabajo exhaustivo (que puedes hacer a tu ritmo), y un asesoramiento personalizado si lo necesitas.
Para reservar tu plaza, ve al siguiente enlace. Dispones de un cupón de 25 % de descuento que puedes aplicar en el momento de la compra, se llama PLACERES, como no…
Al servicio de la educación energética de las mujeres, recibe un tierno abrazo, espero verte en noviembre.